Estudió Filosofía y Teología en la Universidad de Würzburg en Alemania (1947-1951) y Pedagogía. Decide terminar sus estudios en Sudáfrica para empezar a ejercer su vocación entre los Zulúes, donde aprendió lo que él nombró años después como las “Órdenes del Amor”. Tiempo después, en una estancia de Alemania, descubre la Gestalt y es el primer cliente de la “Silla caliente”. Al experimentar este ejercicio descubrió que el sacerdocio para él había terminado, a sus 45 años de edad consigue despedirse de su compromiso religioso.

Al volver a Alemania comienza su formación psicoanalítica, poco a poco fue estudiando y formándose en especialidades como: Dinámica de Grupo y el Psicoanálisis con la Terapia Gestalt, Terapia Primal, Análisis Transaccional y Terapia Familiar. Al capacitarse en Terapia Familiar con Ruth Mc Clendon y Leslie Kadis conoció las constelaciones familiares.

Tiempo después a través de sus estudios y deseos de seguir descubriendo, conoce la importancia de la jerarquía y el orden en las familias, continuo el trabajo en la Terapia Familiar, Terapia Provocativa, Terapia de Contención, Hipnoterapia y Programación Neurolingüística (PNL) con Milton Erickson, del que Bert tomó el uso de las historias en sus terapias.

En 1999 descubre el “movimiento del alma” se manifiesta a través del inconsciente, del lenguaje corporal y de los efectos que tiene en nuestras vidas. Hay una fuerza movida por la reconciliación al servicio de la sanación del cliente. Sus constelaciones dejan de ser psicoterapias y lo comienza a tomar como una herramienta al servicio de la vida.

Bert Hellinger hizo un descubrimiento que cambió por completo su visión sobre las familias. Después de estudiar durante años cómo funciona la conciencia moral, se dio cuenta de que, en realidad, todos los miembros de una familia están incluidos en el sistema familiar. Esto incluye incluso a quienes normalmente se considerarían excluidos, como los asesinos o aquellos que han abandonado a sus hijos. Hellinger descubrió que la conciencia moral actúa como un pegamento social, manteniendo a todos unidos y evitando que surjan separaciones o que los miembros del sistema busquen autonomía por separado.

Para 2003 distingue la diferencia entre el movimiento del alma y del espíritu. Los movimientos del alma serían los movimientos de la conciencia, de lo que crea las intrincaciones y compensaciones arcaicas. Mientras que el movimiento del espíritu es la conexión con una energía en movimiento, una energía de amor que procede de fuera, de más allá de lo sistémico y que hace fluir la fuerza sanadora en la Constelación.